Últimamente, en lo que salgo a correr en la mañana, medito sobre el tema de la competencia. No sólo sobre la competencia en un ambiente deportivo, como lo puede ser el atletismo o los deportes de equipo, sino la competencia en nuestra propia vida y en nuestro tapete. Hoy tengo algunas reflexiones al respecto que espero te sirvan.
¿Qué entendemos por competencia?
Cuando hablamos de competencia podemos pensar en la capacidad para desarrollar algo o, bien, la pelea o disputa de dos o más seres por un mismo objetivo o la búsqueda de la superioridad en un aspecto.
Cualquiera de las definiciones que tomemos ciertamente aplican para nuestras vidas diarias, en especial la manera en la que el mundo en el que vivimos nos ha inculcado una cultura de pelear o morir y de ser siempre el mejor en todo. Ahora, si le sumamos un tema de querer siempre ser perfectos, estaremos un poco en una espiral de ansiedad por nunca poder alcanzar una meta inalcanzable.
¿Qué tiene que ver esto con el yoga?
Como hemos visto en el blog, cuando hablamos de yoga nos referimos a la unión de la mente con el cuerpo; sin embargo, en los últimos años, particularmente con el auge de las redes sociales y una cultura que se basa en imágenes retocadas e inalcanzables en muchos casos, el yoga ha pasado a ser también un espacio en donde queremos “ser el/la mejor” y, sobre todo, donde sentimos que tenemos la capacidad de opinar sobre la práctica del otro, a criticarlo porque está empezando o porque no “llega” a lo que nosotros ya llegamos.
Mis pensamientos sobre la competencia y el yoga
El yoga es un camino y es un viaje, por ende, debe de ser personal. Si contara el número de veces que me han dicho que no soy “suficiente” o que “no es normal” que no pueda pararme de cabeza sin una pared cerca, ¡sería millonaria! Sin embargo, yo sé que mi camino en el yoga se está creando y que voy bien, porque no compito contra nadie, en dado caso, compito contra mi propio tapete, queriendo ser una mejor persona, más compasiva y ayudar a otros con lo que voy viendo en la ruta.
En cierto punto, sí, en el yoga debe de haber una evolución y un progreso, pero no debe de serlo todo y no debe volverse una obsesión para sentirnos más que otros en nuestra práctica. Si estás leyendo esto y te sientes identificado, te invito a que abordes tu práctica con amor y compasión hacia ti mismo/a, que te des chance de a veces fallar y aprender de los días malos en el tapete también. Todo en esta vida es aprendizaje, eres perfecto y nada es permanente.
Seamos receptivos. Namasté.
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