En la práctica de Dharma Gentle y de Dharma I existe una postura que a muchos de mis alumnos les encanta (soy la primera en anotarme en esa lista): Tarasana o la postura de la estrella.
Hoy quise hablar de esta postura, no sólo porque es una de las que geométricamente se explican mejor, sino porque tiene un significado muy especial para mí. Verán: contrario a lo que normalmente pensaríamos en la etimología de la esta postura, la palabra “tar” en sánscrito no sólo refiere a una estrella, sino también a la protección y a la personificación budista de la compasión, bondad y protección, Tara.
¿En qué consiste Tarasana?
En esencia, Tarasana es una postura hecha para la apertura de cadera, como si fuera una mariposa, con la diferencia de que no buscaremos que las piernas estén pegadas al cuerpos sino que logramos un diamante con nuestros muslos y piernas. De allí, con las manos en kali mudra (los dedos índices hacia arriba) vamos a “ponerlo” sobre nuestros pies y bajar los codos.
Lo que sucederá aquí es la geometría como tal de Tarasana: los dedos de las manos conforman a la punta de arriba de la estrella; los codos son las puntas superiores, las rodillas las puntas inferiores y así se conforma la figura estelar.
¿Qué beneficios tiene Tarasana?
Además de ser un claro ejemplo de apertura de caderas, estabiliza la energía del cuerpo y del espíritu, creando un ambiente de calma y de seguridad en la postura; en otras palabras, es una de esas asanas en donde sabes que una vez que encuentres un punto que esté “cómodo” puedes incluso meditar sobre lo que estás experimentando.
¿Has probado esta postura o lo has querido hacer? Si se te antoja, te invito a que empieces hoy con una clase sencilla y bonita de Dharma Gentle o de Dharma I en Acacia Yoga, me dará mucho gusto guiarte a través de esta práctica tan hermosa.
Seamos receptivo. Namasté.
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