Si se lo preguntaban, en muchas de las ocasiones en las que he dejado de escribir los lunes ha sido por salud mental. Si, es un tema que me interesa muchísimo y que he decidido volcar mi vida hacia él; no sólo desde el yoga y la meditación, sino también desde la psicología y el atenderme yo para atender a otros.
El tema de este año marcado por la Organización Mundial de la Salud es la salud mental en un mundo inequitativo y creo que esto nunca había sido tan cierto como ahora, me explico: la pandemia no sólo nos ha enseñado la necesidad de convivir los unos con los otros y la enorme importancia de tener a alguien quien nos escuche, sino también nos ha mostrado cuán inequitativo es nuestro sistema en cuanto al acceso a la salud mental y a la posibilidad de poder hablar de lo que nos está pasando y tener derecho a un debido tratamiento y, en su caso, medicamento de carácter psiquiátrico.
Yo siempre he estado en contra de aquellos que estigmatizan como el final de los tiempos el tener que ir a ver a un psicólogo o a un psiquiatra, yo lo hago desde hace más de una década y – sinceramente – ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Me ha ayudado a entender mejor cómo funciona mi cabeza y cómo funciono yo como persona y, sobre todo a aceptarme y a entender que a veces, para mí, no funcionara lo que para otros es “normal”.
En estos días de conciencia, te invito a que te hagas la pregunta de: ¿Qué hago para mejorar mi salud mental? ¿Ayudo a otros a que tenga conciencia de este derecho? ¿Qué hago para que el mundo sea más equitativo en este sentido?