La práctica del yoga y la gratitud: dos ejercicios fáciles

yoga gratitud

Cuando hablamos de gratitud, no sólo hablaremos del hecho de escribir o decir “gracias” a alguien por algo que hicieron por nosotros o que les reconocemos. De acuerdo con la Psicología Positiva, la gratitud puede ser definida como algo medible y que va mucho más allá del sentimiento de agradecimiento hacia uno mismo o hacia otros, es un sentimiento profundo que genera cambios positivos en el organismo.

 

En este sentido, la gratitud excede únicamente al sentirnos agradecidos – casi como por generación espontánea -, sino que implica que nosotros podamos reconocer un bien en nuestra vida o en la vida de alguien más (o, quizá, en el Universo) y que sintamos la bondad dentro de todo el escenario. Nos damos cuenta que somos más que nuestro cuerpo o que somos más que nuestras emocionas y nuestro propio mundo, somos parte de algo más grande.

 

¿Qué tiene que ver la gratitud con el yoga? ¿Cómo la puedo relacionar?

 

Yoga etimológicamente quiere decir unión y, en la mayoría de los casos, lo que hacemos es unir la mente con el cuerpo en la práctica. Si lo ampliamos al concepto que acabamos de ver de gratitud, podemos unirnos con los otros compañeros de clase, con las personas que nos rodean, los otros seres vivos y con el mundo en general.

 

En el yoga existen miles de formas en las que podemos expresar nuestra gratitud con la vida y con nosotros mismos, dentro y fuera del tapete. Puede ser a través de la intención de tu práctica o el sentimiento generalizado que te trae el moverte y respirar de manera consciente, ¡Lo qué quieras! Sin embargo, hoy te traigo dos ejercicios que me gusta poner en mis clases, sobre todo cuando te encuentres al término de tu relajación final en Savasana:

 

  1. Dale gracias a tu cuerpo, a tus órganos, por toda la labor que realizan por ti en tu día a día. Dale gracias por darte la capacidad de vivir, de estar sano y de funcionar. Incluso, por poder hacer físicamente tu práctica.

  2. Date gracias a ti mismo, por la voluntad de haberte presentado en el tapete durante la práctica. No todos los días estamos de humor ni las condiciones son “perfectas”, sin embargo, tuviste la disciplina y el empuje de moverte y de hacer algo por ti.

 

Son dos acciones muy pequeñas, sin embargo, he visto que son muy poderosas. Puedes extenderlas hasta donde quieras, incluso ligar tu respiración agradeciendo que tienes pulmones o agradeciendo que tienes corazón o lo que quieras agradecer en ese día. De esta manera, la práctica de gratitud en el tapete – y fuera del mismo – nos da un sentido de lugar y de propósito que nos ayuda a vivir una vida más plena, más feliz y más consciente.

 

¿Por qué no empiezas hoy?

 

Namasté. Muchas gracias.

 

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