Malasana, postura de la guirnalda

Malasana
Malasana yoga posture asana

¿Qué es Malasana y porqué se llama así?

Una de las posturas que divide opiniones en cuando a su dificultad para entrar a ella es malasana, la cual se llama así por las guirnaldas de flores que se utilizan a veces para adornar los altares en la India, simbolizando la preparación del cuerpo para largos periodos de meditación sentada.

Independientemente de que seamos grandes meditadores o no, malasana es una de las posturas que, por los estiramientos que genera en el cuerpo, es benéfica para aquellos que pasan mucho tiempo sentados en la misma postura. Es una postura que a simple vista pareciera ser no tan compleja como en realidad lo es ya que involucra muchas articulaciones, grupos musculares, áreas de tensión y áreas de movilidad.

Esencialmente, malasana es una sentadilla profunda que pide estabilidad en todo el cuerpo, desde los tobillos y las rodillas hasta el camino completo de la columna vertebral. Esta asana es simétrica en su totalidad.

¿Cómo entramos a Malasana?

Para entrar a malasana hay que separar los pies un poco más que el ancho de las caderas, apuntando los pies ligeramente hacia afuera; posteriormente bajamos en una sentadilla hasta donde nuestro cuerpo nos lo permita, llevando las caderas hacia abajo, tratando de que los talones no se despeguen del piso (ojo, si lo hacen: ¡no pasa nada!), los codos se ubican por dentro de las rodillas con las manos en postura de rezo, una palma contra la otra, de manera que los codos hacen una ligera presión sobre las rodillas; finalmente alargamos la columna, como si tuviéramos un hilo que nos jalara desde la coronilla al cielo.

Beneficios de Malasana en tu práctica

Malasana es una postura que ayuda mucho a generar flexibilidad en los músculos de los muslos, las ingles y los flexores de la cadera, aliviando dolores de espalda y generando un poco más de apertura en la cadera. Otras de las múltiples bondades de esta postura es que fortalece los tobillos, tonifica y fortalece el abdomen, ayuda a la eliminación de desechos del cuerpo, mejora el equilibrio y la concentración y, en el caso de las mujeres embarazadas, es una gran postura para ayudar en la labor de parto que vendrá después.

Malasana y el miedo

En lo personal, me gusta la visión que algunos portales tienen sobre malasana – como este – en donde explican que es una postura que nos ayuda a combatir el miedo, justamente porque hablamos de una apertura y nos disociamos de una idea de peligro, abriendo el pecho y la cadera: no existe ninguna amenaza.

Cuando estemos en esta asana – los invito a darle chance – pensemos en cómo nos sentimos al estar en esa postura, pensemos en si nos trae paz y cómo estamos preparándonos para un estado meditativo y de apertura en nuestras vidas. Fluyamos sin miedo.

Seamos receptivos. Namasté.

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