¿Por qué es importante meditar?

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En ocasiones anteriores ya hemos hablado sobre qué es la meditación y sus diferencias con mindfulness. En esta ocasión me gustaría ahondar un poco más en porqué es importante empezar con una práctica de meditación personal, y algunos de los beneficios que tiene la meditación para ayudarnos a mejorar muchos aspectos de nuestra mente, espíritu y calidad de vida.

 

Casi siempre hemos visto imágenes de lo que implica meditar y podrían parecer intimidantes o algo completamente ajeno a nosotros, sin embargo, la meditación es una actividad que se puede llevar a cabo por todos, siempre y cuando queramos hacerlo. También se puede hacer en cualquier lugar y a cualquier hora, por lo que es de gran interés comprender cómo nos puede ayudar a tener una vida más relajada y centrada.

 

La meditación, el mundo interior y el mundo exterior

 

Tomando como punto de partida que la meditación es un estado en el que nuestra mente, nuestros pensamientos, nuestro cuerpo y nuestras sensaciones están en sintonía, están concentrados y focalizados en el mismo punto, podemos decir que nos ayuda a encontrar nuestro mundo interior y a conocer, cada vez más, cómo es que funcionamos y cómo nos acoplamos con el mundo exterior, desde una perspectiva cada vez más calmada y tranquila. Nos conocemos mejor a nosotros mismos y a nuestras emociones y sensaciones, generamos vínculos más fuertes hacia adentro y hacia afuera.

 

La meditación, el cuerpo y la mente

 

La meditación, en este sentido, no sólo nos ayuda a entendernos más y mejor, así como a emprender un viaje hacia adentro, sino que también nos ayuda a relajarnos físicamente y a reducir el estrés, nos ayuda a observar con más calma las cuestiones que nos ponen los nervios de punta o que nos empujan hacia un estado de alerta, al tiempo que nos ayuda a ser más creativos y conscientes. La respiración y el ritmo cardiaco se alentan y se vuelven más pausados y rítmicos, generando cambios importantes en nuestra actividad cerebral y en el carácter: podemos ver que, de repente, ya no estamos tan enojados o tan tristes como pensábamos estarlo.

 

La meditación es el viaje de una vida

 

Roma no se construyó en un día y, en una comparación, la práctica de meditación no se logra de la noche a la mañana. Para que podamos ver y medir cambios en nuestras respuestas al dolor, las mejoras en la salud física y mental, etcétera, tenemos que ser constantes en convertir de la meditación un hábito. La meditación no es “poner la mente en blanco”; yo lo vería como encontrar un lugar de paz y concentración. ¿Y si le damos chance?

 

Seamos receptivos. Namasté.

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