Utthita Trikonasana o Postura del Triángulo

Trikonasana postura del triángulo

Últimamente he tenido muchas ganas de platicar sobre las posturas que disfruto y, cada vez más, he encontrado que hay muchas de ellas que me traen alegría, no sólo cuando las practico, sino también cuando veo los grandes avances que mis alumnos tienen al realizarlas. Una de las más divertidas y más geométricas, a mi parecer, es Trikonasana o la postura del triángulo.

 

¿Qué quiere decir Trikonasana?

 

Antes que nada, quisiera señalar algo que el otro día le mencionaba a mis alumnos durante la clase de Ashtanga: los nombres en Sánscrito a veces nos pueden parecer muy imponentes, sin embargo, cuando vemos su etimología nos damos cuenta de que son increíblemente literales en su interpretación y Trikonasana no es la excepción.

 

En este sentido, Tri quiere decir tres (como en muchos lados), kona quiera decir “ángulo” (como en el caso de Parivrttha Parsvakonasana) y asana quiere decir postura. He ahí la descripción literal de lo que vamos a hacer.

 

¿Cómo se practica Trikonasana?

 

Trikonasana, como ya quedó mencionado, es una postura sumamente lineal y geométrica, en donde buscaremos un ángulo lateral y la formación de tres triángulos con el cuerpo. Nos vamos a sostener primero con las piernas abiertas y sólo el pie derecho (en este) abierto hacia el costado derecho, después, sacamos la cadera izquierda hacia el costado izquierdo, los brazos se extienden hacia los lados y empujamos hacia abajo. Esta es la primera base.

 

En la segunda base es muy importante pensar en que no estemos bajando a la postura de forma asimétrica o “torcida”, por lo cual tienes que checar que tu torso esté alineado con tus muslos y toda tu estructura. Una vez que estamos “en orden”, vas a bajar el brazo derecho hacia tu espinilla, pie o tobillo derecho; el brazo izquierdo queda estirado hacia arriba, en una sola línea con el brazo derecho. Los tres ángulos.

 

¿Qué beneficios tiene Trikonasana?

 

Además de ser una postura muy divertida, Trikonasana es una asana que puede ser muy provechosa para la vida diaria. De entrada, brinda flexibilidad a la espalda, estirando los músculos; tonifica los brazos, fortalece el cuello y previene dolores de cabeza; al mismo tiempo, mejora el sistema respiratorio y nos ayuda a liberar tensiones y estrés, mejora la postura, tonifica también los muslos y los cuádriceps y, por si fuera poco, ayuda a mantener un mejor equilibrio, entre muchísimas otras cosas.

 

¿Has practicado esta postura? ¿Qué opinas de ella?

 

Seamos receptivos. Namasté.

 

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