Una de las cosas que siempre he pensado y defendido es que la meditación es un momento muy íntimo y personal, y que no existe una sola manera en la que podamos llevarla a cabo, sino que siempre va a depender de nuestras preferencias.
El día de hoy quisiera presentarles algunas alternativas que existen en cuanto a posturas para meditar. Encontrar una buena postura de meditación es importante para el resultado de la misma ya que marcará la pauta sobre cómo nos sentimos durante ella, en otras palabras, si adoptamos una postura que nos es incómoda o nos lastima, probablemente nuestra atención no estará del todo presente en nuestro estado meditativo; por el otro lado, si encontramos esa postura adecuada, podemos entonces mantener toda nuestra atención en el aquí y el ahora.
No todos aguantamos estar en postura del loto como las imágenes del Buda nos lo muestran, por lo que les muestro estas cinco opciones:
Meditar sentado en el piso sin apoyos
En este caso podemos tomar varias opciones. Sea estar sentados en postura del loto, postura del medio loto, postura fácil (con las piernas cruzadas) o en Virasana o postura del héroe. Lo que te parezca más cómodo y teniendo siempre en cuenta que la espalda no se debe de curvear, debe estar recta; nuestra respiración debe fluir y, sobre todo, la postura no debe cortarnos la circulación de las piernas ni hacernos daño. Incluso puedes utilizar algún apoyo como un bloque de yoga, una manta o algo que te ayude a tener un poco más de altura bajo la pelvis.
Meditar sentado en el piso sobre un cojín o banco
En esta postura ya hablamos de un apoyo “formal” para meditar. El cojín – o zafú – y el banco lo que hacen es darte una mayor altura para que la postura sea más erguida y cómoda.
Meditar sentado en una silla
Esta postura ayuda mucho cuando queremos descansar la espalda pero, ojo, tenemos que tener muy presente que si vamos a meditar así, nuestra espalda no puede estar demasiado cómoda (como si nos recargáramos sobre el respaldo de un sillón) ya que entonces podríamos dormirnos y alejarnos de la meditación. La espalda tiene que estar recta, los pies sobre el piso y los isquiones (los huesitos de la zona de la pelvis) en el borde de la silla, descansando las manos sobre los muslos (puedes o no hacer un mudra) y con los hombros libres de tensión.
Meditar caminando
Independientemente de que existan varios ejercicios de mindfulness o atención plena caminando, existe también una manera muy conocida de meditar en movimiento. Es importante, como en todos los casos, que la espalda esté derecha y con los hombros sin tensión. Tu cabeza no cuelga, ni la mirada va al piso y, en todo momento, nos daremos cuenta de nuestros movimientos: el peso de los pies, el contacto con el suelo y cómo se siente cada paso.
Meditar acostado
En un principio pudiera parecer que meditar acostados pudiera ser fácil pero, de hecho, es una de las posturas que requieren mayor concentración y atención, principalmente porque es muy fácil quedarnos dormidos en el trayecto. Si tu objetivo es meditar para dormir, tal vez sea una buena idea, si no es así, te recomiendo que al estar meditando boca arriba pongas toda tu atención en un punto focal para que entonces no pierdas el hilo de tu meditación.
Siempre hay que recordar que, sin importar la postura, lo importante es nuestra meditación. Nuestra concentración en la respiración, en la inhalación y la exhalación o en el punto focal que hayamos escogido para ese momento. Es un momento de conciencia que nos estamos regalando dentro de la locura de este mundo.
Seamos receptivos. Namasté.
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