Meditar para reducir el estrés

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Como hemos visto en varias de las entradas de este blog (aquí, aquí, aquí y aquí), la meditación es una forma de hacer muchas cosas: de concentrarnos mejor, de dormir mejor e, incluso, de ser más productivo. El día de hoy quisiera hablar de la que es posiblemente la faceta más conocida de la meditación: la meditación como reductora del estrés.

Para empezar, tenemos que tener muy claro que el estrés es una enfermedad que ha azotado a millones de personas en el mundo actual. Se podría decir que, junto con la depresión, es la enfermedad de nuestro siglo (que no sea el coronavirus, por favor). El estrés nos hace sentirnos ansiosos, tensos y preocupados y, cuando nos sentimos así, es el mejor momento para darle una oportunidad a la meditación para poder regresar a la calma y a la paz interior.

Si bien la meditación originalmente estuvo pensada para tener un mayor conocimiento sobre lo sagrado, lo místico y sobre nosotros mismos, es interesante ver esta aplicación para la vida actual. Para mí, es una manera distinta de experimentar y estudiar las fuerzas de la vida: nos ayuda a relajarnos, mientras vemos la tormenta pasar.

Y es que, desde que nos despertamos hasta que nos dormimos, nuestro cerebro no deja de pensar y de hacer cosas; miles de pensamientos corren de un lado al otro de nuestra mente y nos mantienen en un estado de “ocupación” casi perpetuo que, muchas veces, nos saca de nuestro estado de equilibrio. Meditar es una manera de serenar a la mente, traerla a la calma y “poner orden en nuestra casa”.

Conforme vayas mejorando en tu práctica de meditación diaria, verás que los efectos traspasan el tema de “estar menos estresado” y permearán en tu bienestar físico integral: tendrás una mejor digestión, puedes llegar a tener una mejor relación con tu cuerpo, estar más atento de lo que te está pidiendo, ser más flexible y sentirte con más energía y ganas de enfrentar el día.

Si no tienes la opción de meditar media hora al día o te parece muy impresionante aún, puedes hacerlo por tres o cinco minutos: únicamente enfocándote en tu respiración, no hay más. ¿Suena simple no? Cierra tus ojos y ánclate al hecho de que estás inhalando y después exhalando. Hazlo por tres minutos o cinco minutos y después evalúa cómo te sientes y cómo observas ese momento de estrés que tenías antes en tu mente. Posiblemente el factor de estrés no desaparezca pero habrás cambiado tu relación con él y ese es el chiste, esa es la transformación de raíz.

Seamos receptivos. Namasté.

Un comentario de “Meditar para reducir el estrés

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