Halasana o Postura del Arado

halasana

En muchas de las series de yoga – casi por orden natural – después de Salamba Sarvangasana sigue Halasana o la Postura del Arado. Esta asana que veremos el día de hoy también tiene muchísimos beneficios, ¡veámosla!

Halasana, o la Postura del Arado, es una asana que, básicamente, implica enviar nuestras piernas por arriba de la cabeza cuando estamos acostados boca arriba en Savasana. Su mayor punto de interés es que el corazón está por encima de la cabeza, por lo que es una postura invertida (aunque los fanáticos de Salamba Sirsasana, parado de manos y pincha mayurasana no siempre quieran incluirla en sus listas) y, por ende, nos ayudará a ver las cosas desde otra perspectiva.

¿Cómo entramos a Halasana o Postura del Arado?

De una manera muy sencilla veremos que esta inversión se realiza desde Savasana, o la postura del cadáver en donde nos acostamos boca arriba. Inhalamos profundo y, con la exhalación, doblamos las piernas, apoyamos los pies sobre el tapete.

¿Qué sigue? Pues impulsamos la cadera hacia arriba y damos un “paso” con los pies hacia atrás, de forma que queden los dos por arriba de la cabeza. Esto requiere un impulso, pero no es nada complicado una vez que vamos agarrando confianza en nosotros mismos. Es importante notar que, durante toda la postura, los brazos estarán en dirección contraria a las piernas, de preferencia contra el tapete o, bien, dándole soporte a la cadera para que no regresemos a la postura inicial.

¿Qué beneficios tiene Halasana o Postura del Arado?

Lo más obvio es que es una postura que estira las piernas y la columna vertebral. Lo que no es tan claro a primera vista es que nos ayuda a fortalecer los brazos, estimula a los órganos del abdomen, por lo que mejora mucho la digestión, trabaja el equilibrio, la confianza en uno mismo, estimula a la tiroides, proporciona claridad mental y fortalece el abdomen. Todo esto poniendo nuestros pies por arriba de la cabeza.

Esta postura es apta para todos los niveles, por lo tanto les invito a practicarla con mucha conciencia y con mucho amor hacia ustedes mismos, siempre teniendo presente el escuchar a nuestro cuerpo, preguntarle cómo se siente y qué necesita. Siempre recuerda que, al regresar de Halasana hay que tener mucho cuidado en volver vértebra por vértebra, con mucha paciencia.

Seamos receptivos. Namasté.

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