En las primeras entradas que tuve en este blog, dediqué un espacio para hablar de las ocho ramas – o los ocho brazos – del yoga (el Ashtanga). Hoy quisiera hablar del último paso, estadío o rama: el samadhi o la iluminación, el cual está mencionado y explicado en los Yoga Sutras del sabio Patanjali.
¿A qué nos referimos con iluminación o Samadhi?
Samadhi no sólo es la iluminación en el sentido más trillado de la palabra, sino que es un estado espiritual de conciencia y deriva del sánscrito sam (a veces escrito como samiak) que quiere decir absorción mental. Es en Samadhi que estamos en pleno control sobre nosotros mismos, con un pleno dominio sobre nuestras facultades físicas y mentales. Es un estado puro y completo de concentración y de cese de transformaciones o transmutaciones.
Un ejemplo de Samadhi
Uno de los ejemplos que me vienen inmediatamente a mente es el caso de Siddhartha Gautama, el Buda, quien se dice alcanzó la iluminación bajo el Árbol de Bodhi tras semanas y semanas de meditación. En este caso, y sobre todo con este enorme ejemplo a seguir para llegar a la iluminación, el Samadhi se vería como el estado de recogimiento interior y el despertar en uno mismo, al tiempo que se alcanza la unión con lo divino.
¿Cómo llegamos a Samadhi?
Tenemos que entender que Samadhi no es algo que funcione como un interruptor, que sea inmediato, sino que es el momento cumbre de las etapas de meditación. Es como una especie de estado de éxtasis espiritual en donde la conciencia se puede desprender del cuerpo y no depender del vehículo carnal.
Tipos de Samadhi
Esencialmente, existen dos tipos de samadhi: el savikalpa, el cual representa una especie de trance, visión o experiencia inesperada y “sin control”. El segundo tipo es nirvikalpa, el cual es un tipo de Samadhi con un control voluntario sobre el estado de consciencia, siendo una parte del estado meditativo.
La idea del Samadhi está presente en varias religiones en el mundo, como lo son el hinduismo, el budismo, el jainismo y el sikhismo. Es uno de los puntos centrales para entender la mayor contemplación y unión con una fuerza superior.
Seamos siempre receptivos. Namasté.