Uno de los temas que más me han apasionado últimamente es la alineación de mi práctica de yoga y mi energía con los ciclos de la Tierra y los movimientos más grandes del Universo. Ya sé, puede sonar un poco “loco”, pero en realidad yo creo que estamos conectados con algo mucho más grande que nosotros y que, por supuesto, nuestra práctica de yoga excede al tapete.
Es por eso que hoy quiero compartirles mi reflexión sobre el nuevo cambio estacional que se avecina, la entrada del Solsticio de Invierno: ese momento del año en que las noches se vuelven cada vez más largas, el clima se vuelve cada vez más frío y comenzamos a buscar el cierre de ciclos, trabajar con lo que cosechamos durante el año y guardamos para estos momentos, así como en dejar ir muchas cosas que ya no nos sirven.
El Solsticio de Invierno cae el 21 de diciembre, y es una fecha que nos invita a re pensar nuestras metas y nuestros valores para alinearlos con nuestra vida. Aquí es donde entra la práctica de yoga: no sólo nos ejercitamos y movemos en nuestro tapete, sino que también buscaremos prácticas mucho más meditativas e introspectivas para pensar hacia dónde nos moveremos el próximo año dentro y fuera del tapete.
Anteriormente había hablado en el blog de las intenciones y el rol que juegan en nuestra vida. Durante el Solsticio de Invierno y toda la temporada, esto será ideal para cuando estemos practicando yoga o meditación; es el momento idóneo para recordarnos que es válido y es bueno tener sueños y metas mucho más grandes que nosotros: sólo así podemos crecer y salir de nuestra zona de confort. Enfrentarnos a nuestro “lado oscuro”, a aquello a lo que le tememos o no sabemos cómo afrontar, ese es el objetivo ideal. En mi caso, trabajar en todos los miedos que a veces arroja la práctica y que tengo que afrontar, tarde o temprano.
La práctica de yoga debe ser meditativa pero también debemos buscar que esté enfocada en brindarnos fuerza y guiarnos en el camino de la intuición, eliminando los juicios y calificativos que ya no nos sirven (“Es que no soy flexible”, “Es que no lo puedo hacer”, y una larga lista de etcéteras). El Invierno es una estación muy femenina, muy yin, por lo que es bueno también realizar posturas que nos arraiguen a la tierra y nos den un sentido y un propósito; conectar con una práctica mucho más intuitiva nos ayudará a mejorar en nuestra vida yogi, a reconocernos cada vez más en la práctica y, tal vez, ser más compasivos hacia los demás.
Te invito a reflexionar sobre lo que ya no funciona o ya no sirve en tu camino de vida, qué transformación está sucediendo dentro de ti. A veces cuando escarbamos un poco encontramos información que nunca nos hubiéramos imaginado, ¡se los juro!
¡Celebremos este gradual regreso a la luz que implica el Solsticio de Invierno!
¡Celebremos que estamos vivos!
Seamos receptivos. Namasté.
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