Dentro de las ocho ramas, u ocho brazos, del yoga (¡clic aquí!), encontramos que uno de los aspectos que lo conforman son las posturas, asanas en sánscrito. Estas han llegado a conformar uno de los factores que nos hacen reconocer al yoga en el mundo occidental actual.
Estas posturas corporales actúan sobre el cuerpo y sobre la mente a partir de centros energéticos situados, mayoritariamente, a lo largo de la columna vertebral. Como nos dice Yogi Gupta en Yoga and Long Life: “Un hombre nunca es viejo, si su columna vertebral es flexible. A pesar de sus muchos años será joven en espíritu”. Dicho de otra forma, las asanas son posturas que tienen una intención, una respiración específica, una atención mental particular, entre otros elementos, y que nos ayudarán a fortalecer a la mente y al cuerpo, por el simple hecho de practicarlas de manera adecuada.
¿Qué dice Patanjali de las asanas?
En los Yoga Sutras del sabio Patanjali, él nos menciona sobre las asanas que:
2.46 La postura debe ser firme y confortable.
2.47 El verdadero equilibrio se consigue con un esfuerzo constante y moderado, con el corazón puesto en lo Infinito.
2.48 Entonces, los pares de opuestos de la experiencia sensorial dejan de tener efecto.
2.49 Cuando esto se logra, las fuerzas vitales siguen la dirección correcta y cesan las perturbaciones de la respiración.
De esta manera, no sólo comprendemos la esencia de las asanas, sino también veremos que deben de ser posturas que se mantengan por un tiempo determinado y que irán evolucionando y mejorando conforme las practiquemos con todo nuestro ser y nuestra intención.
Las asanas y cómo imitamos al mundo
Las posturas en el yoga no proporcionan únicamente salud, flexibilidad, un mayor equilibrio y fuerza al cuerpo, a la mente y al espíritu, sino que también mimetizan a las cualidades del entorno, como lo son los animales y las plantas. De esta forma veremos un gran número de posturas que adoptan nombres tales como Kurmasana (tortuga), Garudasana (águila), Adho Mukha Svanasana (perro mirando hacia abajo), Urdvha Mukha Svanasana (perro mirando hacia arriba), Vrksasana (árbol), entre otras. A mi me gusta ver esto como una forma de evolución, de cómo vamos entendiendo a nuestro ambiente, a nuestro hábitat, lo interpretamos, lo digerimos y lo imitamos. Es un respeto yogi, vamos.
Por ahí dicen que hay tantas posturas en yoga como personas humanas: los textos dicen que hay 108 asanas con sus variaciones interminables. Todas ellas, bien practicadas, nos ayudarán a entrar en comunión con la esencia superior de la vida.
Voy a dedicar, de ahora en adelante, algún espacio para hablar de asanas y que juntos veamos qué tan variadas y que tan complejas puedes ser.
Namasté.
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