Si tu estás bien, tu entorno lo estará

estar bien

Una de las formas en las que me gusta iniciar algunas de mis clases, principalmente las de Dharma Yoga, es invitando a mis alumnos – y a mi misma – a ponerle una intención a su práctica, así como ver y decidir a quién o a qué le quieren dedicar los frutos de la misma.

 

¿Cuál es el objetivo de esto?

Ciertamente, la respuesta no es del todo obvia, ya que el hecho de que estemos haciendo diversas posturas en el tapete no quiere decir que estamos transfiriéndoselas a nuestros seres queridos o algo así. Sin embargo, una de las cuestiones que hemos platicado mucho en este blog es que todo lo que nos rodea es energía y cada vez que estamos en nuestro tapete estamos trabajando con los remanentes de nuestro día, de nuestros pensamientos y emociones.

 

Si le ponemos un propósito a la práctica y la dedicamos, lo que estamos haciendo es desearle lo mejor a aquella otra persona o ser querido. Es una manera cariñosa de decir “esto que hago es por y para ti”, no como un chantaje o sacrificio, sino como una ofrenda o un regalo de amor. ¿Tiene sentido?

 

De la misma forma, al igual que cuando hablamos de la meditación de bondad amorosa y su primera etapa de amor a uno mismo, una de las reflexiones a las que nos lleva esto es precisamente a la idea de que si nosotros cuidamos de nuestra mente y de nuestro cuerpo – con o sin pandemia -, estamos también trabajando porque nuestro entorno esté bien y exista una congruencia.

 

El cuidarnos a nosotros mismos y ejercitarnos física y mentalmente, lo que hace es que estemos en capacidad de cuidar a otros de mejor forma. Puede ser algo muy básico como no explotar con otras personas con las que convives a diario y empezar a generar un ambiente más cálido y pacífico hasta, incluso, ser un ejemplo a seguir para otros sobre cómo se puede vivir una vida más amable.

 

La entrada de hoy sintetiza el sentir que he tenido en las últimas semanas sobre mi práctica. Hoy escuché una entrevista a Sri Dharma Mittra que decía que había que adecuar la práctica a nuestras condiciones: esto también quiere decir, a cómo nos sentimos. El yoga y la meditación deben de ser formas de ayudarnos a vivir mejor y a tener una mejor experiencia de nuestro día a día.

 

Seamos receptivos. Namasté.

 

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